Indiferencia artificial
por Gemma Sanza Porcar*
The more we feel concern for others and seek their well-being, the more friends we will have and the more welcome we will feel (Dalai Lama)
Todos sabemos lo necesario que es estar conectados con los demás a través de Internet. No me refiero únicamente a los correos electrónicos que intercambiamos a diario con nuestros clientes ni a los foros o listas en las que colaboramos que, desde luego, son fundamentales. Me refiero a las distintas redes sociales y profesionales que utilizamos todos los días para compartir contenidos interesantes, conocer gente, hacer búsquedas, plantear dudas o, simplemente, decirle a quienes seguimos y a quienes nos siguen «Hola: ¿Qué tal? Que tengas un buen día. Ánimo. Quedemos. Os echo de menos. :), :(, ;), ^_^».
Al principio no entendemos muy bien cómo funcionan ni tenemos muy claro el uso que podemos hacer de ellas. Poco a poco, a base de publicar contenidos y «escuchar» a los demás, vamos definiendo nuestro estilo y objetivos. Sabemos diferenciar lo que podemos publicar en las redes sociales (Twitter, Facebook, Google+), las redes profesionales (LinkeIn, Xing) y los foros específicos (todas las asociaciones de traductores e intérpretes tienen uno) y lo que no, aunque hay a quien no le importa esta distinción y mezcla contenidos de todo tipo, cosa que desanconsejo en lo que respecta a lo profesional.
Una vez nos familiarizamos con nuestras redes, ya no seguimos solo a amigos y conocidos. Ahora nos interesa buscar otros perfiles, seguir a gente que no conocemos directamente, ampliar nuestros intereses conectándonos con fuentes de información distintas a las que empezamos a seguir en un principio. Extendemos nuestro círculo para seguir aprendiendo, interactuamos con los demás activamente y vamos tejiendo las conexiones que nos unen al resto de la comunidad internética.
Un día descubrimos que la gente con la que nos conectamos forma parte de nuestra vida (a mí me gusta llamarla «mi mundo 1.5»; es decir, la fusión entre el mundo real y el virtual). Ya no son solo aquellos a los que seguíamos. Ahora también compartimos con ellos mucho más que contenidos. Nos alegramos cuando algo les sale bien, cuando consiguen un proyecto, cuando les publican un artículo, y nos apenamos con ellos cuando están bajos de ánimo, cuando enferma algún familiar o cuando les juegan una mala pasada, aunque solo los conozcamos virtualmente.
¿Os habéis planteado alguna vez la riqueza y el aprendizaje tan fantástico que nos perderíamos si no tuviéramos esas amistades? ¿Alguna vez habéis tenido la sensación de que os leen, os siguen, tú lo sabes, pero no te dicen nada, no te contestan, pero sabes que están ahí? Por no hablar ya de ciertos comportamientos que debemos evitar en la medida de lo posible. No está bien visto hablar mal de otros, y aún menos sin nombrarlos, sin darles la oportunidad de que te respondan. No está bien contestar a alguien sin citarlo, ni hacerlo directamente en un tuit, comentario o publicación de estado, si lo que vamos a decir es negativo, ya no por arrebatarles la ocasión de defenderse, sino porque bastante dura es la vida de cada uno de nosotros para, además, hacérnosla más difícil todavía.
En el poco tiempo que llevo sumergida en el mundo de las redes he aprendido muchísimas cosas, he conocido a gente fantástica y he descubierto cómo este mundo virtual puede servir de vínculo entre nosotros. Creo fírmemente que si nos lo proponemos, los internautas podemos hacer del mundo real un mundo mejor, gracias a la transmisión de buenos sentimientos, de compañerismo y de solidaridad. Buenas vibraciones cibernéticas que nos ayuden a sonreír y pensar Formo parte de algo muy especial, muy bueno y que me ayuda a enfrentarme al día a día con una actitud más positiva.
Para conseguir que esto sea posible debemos luchar contra la indiferencia artificial que nos afecta a todos los que nos movemos en este mundo 1.5 y a los que nos mueve algo mucho más auténtico, natural y sincero cuando nos expresamos en él. La indiferencia artificial no es otra cosa que el comportamiento tristemente frecuente en las redes sociales en el que alguien te lee, te sigue, pero no interactúa contigo. Este mundo es para compartir y relacionarnos de manera recíproca. Debemos alentarles a que den el paso y debemos lograr que rompan su apocamiento. Una cosa es que con la rapidez con la que nos llega la información no nos dé tiempo a verlo todo y otra que, de manera sistemática, decidan no responder cuando les preguntamos o hacemos comentarios. Eso es
indiferencia artificial, porque aunque hagan como que no les importas, sabes seguro que te están leyendo. ¿Y si tuvieran algo verdaderamente interesante que compartir con el resto del mundo? Sería una pena que se lo guardaran para sí mismos. Esperemos que algún día nos hagan partícipes a los demás. Ojalá. :)
* Gemma Sanza Porcar (@escepticina) es traductora biomédica (www.biomedical-translation.com) y socia de Tremédica, MedTrad, Asetrad y miembro PRO de ProZ.com. Correo para correspondencia:
[email protected]